Vaya por delante
Sería perfecto poder contarte que la ilusión de mi vida siempre fue vivir rodeada de flores y plantas en mi floristería preciosa, pero mentiría, y aquí no se funciona así.
Si esperas una historia de sueños y lucha por ellos, no la tengo. Sólo decidí que ya no quería seguir ganándome el pan gracias al mundo digital. Cuerpo y mente me pedían más tiempo con la paz que me da la naturaleza… –y poder seguir comiendo y pagando mis facturas–.
No ha sido un camino de rosas conseguir que MiPiti sea un espacio natural acogedor, y me queda mucho por aprender, pero tratar las flores con la delicadeza que se merecen y diseñar ramos que enamoren es una pasada.
De mi experiencia hasta ahora como florista, puedo confirmarte que bonito y gratificante es, pero glamuroso nada de nada. Hay mucho que hacer cada día para mantener las flores y plantas radiantes.
Los cubos de agua pesan, las rosas pinchan, tengo siempre las manos verdes y las uñas negras, y un moratón bien hermoso en la pierna donde apoyo la podadora porque algunos tallos son durísimos.
Con todo esto, la vida rodeada de naturaleza compensa, crear emociones y ayudar a otras personas compensa, regalar belleza compensa y todo esto, para mí no tiene precio.
Filosofía una flor, una emoción; un ramo, un subidón.
Amor a todo color
Si ya tienes vida a tus espaldas, seguro que recuerdas el matrimonio de Carlos Baturi y Emilio Menéndez, que fue el notición de todos los medios, aquel julio de 2005.
Era el primer matrimonio entre dos personas del mismo sexo que nos colocaba a la cabeza de países progresistas del panorama europeo, estadounidense y, por ende, de toda la faz de la tierra.
España, este país de contrastes, con sus luces y sombras, pionero en darle color a una parte de la sociedad que pedía a gritos que se quitaran barreras de género al amor.
La sensibilidad de nuestros «locos bajitos»
Y hablando de amor, ¿tratas con peques? Son lo más parecido a la naturaleza que hay. Son esos duendecillos con la habilidad de mimetizarse con lo que tocan, lo que imaginan o lo que crean.
Son seres sensibles, capaces de apreciar la belleza de lo que les rodea. Ven colores que se combinan en una mezcolanza siempre perfecta, hermosa, posible…
Para nuestros «locos bajitos» no existen límites en la belleza natural, los únicos límites son no saber mirar con los ojos de la sensibilidad.
Porque Mipiti es muy así, de llevar la sensibilidad y el amor siempre por delante para ayudarte a florear tu vida y la de la gente que quieres, pero pasando total de tópicos y clásicos que no van conmigo.
Además, estar todo el día entre flores y plantas hace que respire más oxígeno por metro cuadrado del que se podría respirar en cualquier otro lugar y estoy onfire de buen humor y ganas de emocionarte.
Para almas curiosas
El nombre de esta floristería no tiene que ver con nada de fumar, ni con pantalones ajustados, ni paradas de metro sin la s final, ni tampoco es por las rosas de pitiminí.
La realidad es que hace honor a mi gata, que no se llama Piti pero lo dices en alto en casa y aparece, así que si a ella le viene bien, a mí también.
Aquí se adora a todo bicho viviente –a los asquerosos también–. Así que tu mascota es bienvenida en la floristería y cuidado porque tenemos galletitas para ganárnosla.
Tampoco se juzga a nadie ni su apariencia, y siempre pongo todo el cariño y cuidado para que te vayas más feliz de lo que entras.